Marc Gasol y Memphis: la leyenda más allá del ’33’
El binomio entre Marc Gasol y Memphis Grizzlies ya quedará grabado para siempre en la historia de la NBA. La franquicia de Tennessee, en un emotivo homenaje en el FedEx Forum celebrado el pasado sábado 6 de abril, colgó el mítico ’33’ del español en lo más alto del pabellón, un dorsal que acompañará al ‘9’ de Tony Allen y el ’50’ de Zach Randolph, eternos compañeros de Marc en su periplo en el equipo.
El apellido Gasol es de linaje catalán, pero desde principios de siglo tiene descendencia también en Memphis. Pau Gasol fue el primero en llegar a la ciudad allá por 2001 y lo hizo con toda su familia a bordo. Marc, el mediano de los tres hermanos junto a Adrià, fue a Lausanne High School, donde se graduó jugando a baloncesto y su vida cambió por completo. Nuevo país, cultura diferente y un idioma que hacía de barrera, pero ni todas estas dificultades pudieron evitar que floreciera el amor.
Marc y Pau, destinos opuestos
La llegada de Marc a los Grizzlies fue de lo más curiosa y ‘familiar’. Mientras arrasaba en ACB primero con el Barça y más tarde en Girona, con el que se coronó como MVP de la temporada regular en 2008, los Lakers lo seleccionaron con el pick 48 del Draft de 2007 como un proyecto internacional de futuro. El pívot dominaba en España y demostraba habilidades diferentes en su visión de pase y juego de espaldas, pero había dudas sobre su físico. Era una montaña de 2’11 metros y más de 115 kilos capaz de hacerse amo y señor de la pintura, pero los scouts de la NBA no veían que pudiese trasladar su juego a la mejor liga del planeta. Se equivocaban.
Pau, el mayor de la casa, se convirtió en uno de los mejores ala-pívots en Grizzlies desde 2001 a 2008. Rookie del año y All-Star en uno de las franquicias más perdedoras del momento, desde los despachos decidieron dar un cambio de rumbo el 1 de febrero de 2008: Memphis lo envió a Los Angeles Lakers a cambio de un paquete que incluía, entre rondas y jugadores de rol, los derechos de un tal Marc Gasol, su hermano pequeño y en el que él siempre había confiado. El acuerdo enfureció a toda la fanaticada local, que había perdido de un día para otro a su estrella, pero más tarde se darían cuenta del regalo que les había caído del cielo. A Pau tampoco le fue mal en la calurosa California: ganó dos anillos de campeón (2009 y 2010) junto a su eterno amigo y compañero de vida Kobe Bryant.
Una nueva cultura en Memphis
Marc, durante más de una década, representó los valores del equipo y se ganó el apodo de ‘Big Spain’ (algo así como ‘el gran español’), una referencia no tan solo a su enorme poderío físico sino también a su conexión con la grada y el público del FedEx, que vieron en él un paisano más al que únicamente se le daba bien jugar a eso del baloncesto. Y de qué manera. Sus primeros años ya avisaban de lo que se venía: Aparición en el segundo equipo ‘All-Rookie’ en 2009 y 2o en la votación por el jugador más mejorado del año en 2010. Estos logros fueron la antesala de un hombre que cambiaría por completo la idiosincrasia de unos Grizzlies que tan solo habían acumulado fracasos en la primera década de siglo.
El de Sant Boi elevó a Grizzlies a nuevos horizontes. Bajo su liderazgo se creó uno de los equipos más icónicos de los últimos tiempos. Los Memphis Grizzlies del ‘Grit and Grind’, con la defensa y un incansable afán competitivo como marca registrada. Zach Randolph, Mike Conley, Tony Allen eran los compañeros de batalla de Marc que, primero bajo las órdenes de Lionel Hollins y más tarde Dave Joerger, convirtió a los de Tennessee en el ‘caballo negro’ de la Conferencia Oeste.
Los Spurs de Duncan, Parker y Ginoboli, los Clippers del ‘Lob City’ o los Thunder de Durant vivieron en sus propias carnes lo que era medirse al entramado defensivo del ‘Grit and Grind’, capaz de secar a los ataques más potentes de la NBA. Marc era el pegamento que unía esa telaraña. ‘Durantula’ incluso llegó a calificar esa generación como una especie de dinastía: «Sé que la palabra dinastía se usa cuando se ganan campeonatos, pero cuando tienes un grupo cohesionado tanto tiempo en la NBA en especial, eso debe tenerse en consideración.».
El catalán empezó su periplo en la NBA con un perfil más defensivo e incluso se llevó el premio a DPOY (Defensor del año) en 2013, pero poco a poco se soltó la melena hasta convertirse en uno de los pívots más habilidosos del siglo XXI también a nivel ofensivo. Gracias a esta evolución en cancha, los Grizzlies lograron alcanzaron su apogeo en la liga y llegaron a playoffs en siete temporadas consecutivas, entre 2010 y 2017.
Poniendo a Memphis en el mapa
La franquicia fue fundada en 1995 bajo el nombre de Vancouver Grizzlies y su estatus de ‘recién nacidos’ no les había permitido vivir demasiadas grandes noches primero en el Pyramid Arena y más tarde en el FedEx Forum, inaugurado en 2002. La temporada 2012-2013 se logró una hazaña que nunca ha vuelto a repetirse, hacerse un hueco entre los mejores cuatro equipos de la NBA y batirse en duelo ante la dinastía Spur en Finales de Conferencia Oeste. Memphis fue barrido por 4-0 en la eliminatoria, pero algo había hecho clic en el suroeste de Tennessee.
El concepto de pívot moderno está hoy en día muy instalado en el vocabulario NBA. Nikola Jokic es el gran representante de la nueva hornada de ‘5’ que son mucho más que jugadores grandes con capacidad de taponar y rebotear. Marc es considerado como uno de los pioneros, y con razón. Instaló el arquetipo que todos los equipos desean en el baloncesto actual, un pívot que pueda lanzar triples, dominar de espaldas a canasta y con un talento sobrenatural para distribuir el juego de su equipo. Marc pasaba el balón mejor que muchos exteriores del momento, y nos dejó con ‘highlights’ que pasarán a la historia.
Su marcha de la ciudad dolió, pero el tiempo ha dado la razón a ambas partes. En la 18-19 y con unos Grizzlies que buscaban una reconstrucción, Gasol sabía que en Memphis no podría ganar el anillo y pidió el traspaso a un contender. Aterrizó en enero de 2019 en los Raptors de Kawhi y Lowry, donde unos meses más tarde derrotaría a Warriors para convertirse en el nuevo campeón de la NBA.
Toronto, al fin, se hacía con el ansiado trofeo Larry O’Brien por primera vez en su historia. Kawhi Leonard era la gran estrella de ese equipo; Marc el ancla. Su papel ante Embiid en las finales de Conferencia fue clave para llegar a la gran cita, donde pasarían por encima de unos Golden State mellados por las lesiones de Durant y Klay Thompson. Los Grizzlies celebraron este título como si fuera suyo, algo que hablaba muy bien del impacto que había tenido ‘Big Spain’ en la entidad.
El Marc más solidario
La implicación de Marc en la ciudad de Memphis ha ido siempre mucho más allá de las canchas. Como refleja el recién estrenado documental ‘Marc Gasol: Memphis Made’, el español se implicó en numerosas causas solidarias, sobre todo en el St. Jude Children’s Research Hospital, dónde decenas de niños se recuperaban de un cáncer. La NBA, a través del programa ‘NBA Cares’, ha sido una liga muy comprometida con esta clase de asuntos, pero para Gasol era mucho más que pasar un rato o sacar sonrisas a personas desfavorecidas. «Marc no venía solo por cumplir, se quedaba horas y horas charlando, hablando y riendo con nosotros. Se notaba que le hacía feliz estar con nosotros» relata uno de los pacientes del Saint Jude que compartió momentos con Marc.
Memphis será para siempre la segunda casa de Marc Gasol, y su dorsal permanecerá para la eternidad en el olimpo de la NBA. Tan solo unos pocos elegidos pueden lucir esta honra en la mejor liga de baloncesto del mundo. Así fue la historia de un chico de Sant Boi que tocó el cielo y dejó huella en todo un país.