La gente no fue a trabajar porque habíamos subido a Primera, están locos
«Me sentí como un ídolo, la gente me daba las gracias. Fue una experiencia inolvidable». Así, y con una sonrisa que todavía le dura, define Manel Royo (Alcanar, 1994) sus últimos días como ‘nuevo’ futbolista de la Eredivisie tras el ascenso conseguido vía play-off con el NAC Breda, uno de los históricos del fútbol neerlandés que vuelve a escena. Lo de ‘nuevo’ va entrecomillado porque esta será su segunda experiencia en Primera División tras su paso por el Almere, club cercano a la ciudad de Ámsterdam. Por doble motivo, le llamaremos ‘el hombre ascenso’ (sin olvidar que también participó en el regreso del Espanyol B a Segunda B en 2018).
«Mucha gente me lo dice, que estoy tocado por la vida y que esto tiene algo que ver conmigo», confiesa Manel a SPORT entre risas. Y no le falta razón: en su primera aventura en Holanda, el exfutbolista de Espanyol, Villarreal o Teplice checo logró llevar al Almere a su primer ascenso histórico a la Eredivisie; y apenas una temporada después ha repetido éxito con el NAC Breda, un histórico en horas bajas que regresa a la élite cinco años más tarde. Llegó a finales de enero, y cinco meses después relata una nueva historia repleta de milagros.
DOS ASCENSOS EN UNO
«Han sido dos años increíbles a nivel deportivo. Decidí probar la aventura de jugar en Holanda, en un proyecto como el del Almere que era muy atractivo y conseguimos subir en un año. En Navidad llegó el Breda, y aunque no entraba en mis planes volver a Segunda no dudé. Pensaba: ‘no vas a Segunda División, vas al NAC Breda’. Sabía que fichaba por un club que no pertenecía a esta categoría, a mí me sonaba más por luchar por jugar en Europa que por estar en Segunda», confiesa. No le falla la memoria, pues efectivamente se enfrentaron en la fase previa de la Europa League al Villarreal en 2009.
Lo suyo ha sido llegar y besar el santo (otra vez), aunque el camino no haya sido ni mucho menos fácil. «Los primeros meses fueron muy difíciles porque el equipo no rendía a las expectativas que se esperaba. En Breda todo el mundo daba la temporada por mala porque no se cumplían las expectativas, y después llegan los play-offs y todo cambió. Cuando eliminas al tercero, que te había sacado 19 puntos en la liga, todos empiezan a creer. Fue una dosis brutal de adrenalina que ya no dejamos ir«, cuenta. Eliminaron en cuartos al Roda JC (8-1 en el global), en semifinales al Emmen (4-1) y en la final al Excelsior (7-6).
LA LOCURA DEL PLAY-OFF
Si hay que ascender de una forma, que sea de esta, a la épica. Así lo hizo el NAC Breda, en una final apoteósica que pudo acabar de la peor manera posible. A Manel le volvió a salir cara, por segunda vez. Tras una cómoda victoria en su estadio (6-2), no había prácticamente nadie que creyera en una posible remontada del Excelsior. Menos Troy Parrott (delantero cedido del Tottenham) y un hat-trick que casi convierte esta historia en papel mojado.
En la vuelta, el conjunto de Róterdam remontó los cuatro goles de desventaja de forma increíble. «Lo veíamos muy de cara, pero en la vuelta hicimos uno de los peores partidos de la temporada, y recuerdo un drama en el vestuario en la media parte con el 3-0. Un compañero criado en Breda que ni siquiera jugó la final, como un aficionado dentro del vestuario, hizo la charla al descanso. Fue más emocional que deportiva. Aún así, salimos y nos hacen el cuarto». Sin saber muy bien cómo, aguantaron y marcaron el definitivo 4-1 que les volvía a brindar el ascenso.
«Antes del partido, te hubiera firmado este resultado porque significaba el ascenso. Nadie recordará que el Excelsior nos metió cuatro». Los aficionados desplazados al partido, entre los que se encontraba toda su familia capitaneada por la pequeña Valeria, hija de Royo y su pareja Núria, se vieron recompensados con una alegría inmensa. Al NAC Breda ahora le toca celebrar, y ya nadie se acuerda de esta goleada. Para Manel, los fans son parte importante de la historia, como apoyo fundamental del equipo, y uno de los reclamos que anhelaba cuando fichó por el Breda.
«Jugábamos en casa en viernes, lunes… y había 20.000 personas en la grada. Me costaba entender cómo estos locos llenaban el campo a las ocho de la tarde para ver a su equipo en uno de sus peores momentos. Ver a una ciudad tan volcada es algo romántico y admirable. Cuando las cosas no van tan bien, en España nos cuesta responder. El ambiente que viví durante el play-off no lo he vivido nunca, tenía a los compañeros a tres metros de distancia y no nos podíamos hablar», explica. Ahora les toca gozárselo a lo grande.
CELEBRACIÓN POR TODO LO ALTO
La palabra ‘Breda‘ proviene de ‘brede‘ y se traduce como ‘ancho‘ en holandés, en referencia a los dos ríos que atraviesan la ciudad (Maark y Aa). Es una explicación necesaria para entender que en la ‘Grote Markt’ de Breda, la plaza delantera del Ayuntamiento, no cabía ni un alfiler. Anchos precisamente no estaban, pero felices un rato. Y todo culpa de Manel y del NAC, que había hecho enloquecer a una ciudad entera. «La celebración fue una locura. Muchísima gente vio el partido en pantallas gigantes, había 30.000 personas fuera del estadio… estaban todos ahí. Lo celebramos el domingo de noche y el lunes la gente no trabajaba porque el equipo había subido de categoría, yo no había visto nada igual», explica.
Por increíble que parezca, la ciudad de Breda se paralizó fruto del éxito de su equipo de fútbol. Esa es la magia de un deporte capaz de juntar a toda una población y de borrar por un momento todas sus preocupaciones. «El club puso la celebración a las cuatro de la tarde. Se priorizaba esto antes que las empresas o los trabajos, que daban fiesta para que fueran a vernos. Para ellos significaba salir de un calvario de cinco años fuera de la élite, fue una locura«, define Manel.
¿TERCER ASCENSO O EREDIVISIE?
Una vez digerido todo esto, es momento de pensar en el futuro. A sus 30 años, afronta la tercera temporada en el fútbol neerlandés y con contrato hasta junio de 2025. Con relevo de entrenador en los banquillos (estaba decidido desde marzo, mucho antes del ascenso) Royo explica que «el reto de la Eredivisie siempre es muy atractivo y en este sentido tenemos una pretemporada por delante para crear un ambiente idóneo para la competición«. Sólo piensa en disfrutar del año completo en Primera que no vivió en su última etapa.
«Lo que más motiva a cualquier jugador es poder que estás preparado para jugar en esta categoría. También el hecho de jugar como local en Primera en este estadio. No me puedo imaginar cómo será el ambiente si en Segunda ya era una locura». Sea como sea, volverá a vestirse de corto en una liga que define como ‘muy dura en lo físico’ en comparación con nuestro fútbol: «A nivel de preparación se nota, porque lo que manda es la competición y aquí necesitas más gimnasio que táctica, algo que destaca en España». Por ahora, él apuesta por escribir un nuevo capítulo en la historia del Breda y del fútbol neerlandés.