Brasil, ¿y ahora qué? | SPORT
Brasil está en crisis que es su estado natural en el que transita desde que fue eliminada por Croacia en los cuartos de final del Mundial de Qatar 2022. Pasan los meses y los seleccionadores (lleva tres desde enero de 2023) y la Seleçao, que ya fue paladín del ‘jogo bonito’ y el ‘futebol arte’, no levanta cabeza. Se ha vulgarizado, ha perdido el apoyo de sus ciudadanos que han roto los lazos emocionales y no hay adversario que la respete.
La derrota contra Paraguay (1-0) en el último partido de clasificación para el Mundial 2026 ha desatado una nueva oleada de críticas. Los señalados son Vinicius Jr., un fiasco en su intento fallido de hacer el rol reservado al aún lesionado Neymar Jr., y Dorival Junior, a quien ya se ve como uno de los culpables por la imagen lamentable ofrecida durante toda la Copa América (donde la Canarinha cayó eliminada en cuartos de final contra Uruguay después de haber ganado solo uno de los cuatro encuentros disputados) y, principalmente, en esta fecha FIFA.
Los últimos dos partidos de la Canarinha son un bochorno: la pírrica victoria contra Ecuador (1-0) y el KO en Asunción ante los guaraníes, que únicamente habían marcado un solo tanto en los siete jornadas precedentes.
La Seleçao se encuentra en un callejón sin salida. Con la baja de larga duración de Neymar Jr., que no llegará ni para la fecha FIFA de noviembre y lo más seguro es que no regresará con la ‘verdemarela’ hasta marzo de 2025, no hay nadie que aporte luces en el ataque.
Y el invento de poner el tridente merengue ya se ha visto que es más un pretendido golpe de marketing que una puesta deportivas sostenible. Endrick, que tuvo que ser substituido apresuradamente en el descanso, no está aún para ocupar una posición tan estratégica y cargada de historia como es la de delantero centro que ya fue en su día de Ronaldo, Adriano o Romario.
Los problemas de Brasil son estructurales, no de nombres, porque hay material humano para competir (y ganar) a cualquier selección sudamericana incluso la multicampeona Argentina, derrotada por Colombia (2-1) esta última jornada en el infierno caribeño de Barranquilla.
Dorival Junior, que cogió las riendas de Fernando Diniz a principios de año, tuvo 45 días de entrenamientos y partidos en la Copa América. Y ni así armó un conjunto sólido. El centro del campo carece de cualquier creatividad y está demasiado desconectado de la delantera.
Brumo Guimaraes, llamado a imponer su ley en la zona ancha, no juega cómodo. A su lado, estuvieron estos últimos meses Joao Gomes y André (ex Fluminense ahora en los Wolves), que no han aportado nada de especial. Es incomprensible que Brasil insista en Lucas Paquetá cuando está pendiente de una sanción (que todo apunta que será a perpetuidad) de la Premier League por su implicación en apuestas deportivas.
Y los laterales, que ya fueron admiración mundial, son ocupados por un Danilo de capa caída, que es reserva para Thiago Motta en la Juventus, y un Guilherme Arana en la izquierda que juega y juega y no aporta nada. Su posición debe ser ocupada por Caio Henrique, del Mónaco. Y en la derecha, tiene que entrar sabía nueva: Yan Couto (ex Girona ahora en Dortmund) o Vanderson (Mónaco).
Brasil no tiene nada a que agarrarse. Solo al calendario, porque en octubre se enfrentará a las dos últimas clasificadas de las eliminatorias sudamericanas. Visitará Chile, en Santiago, donde Bolivia rompió una racha tenebrosa y logró el martes su primera victoria como visitante en los últimos 31 años de clasificación para el Mundial y recibirá en Brasilia a Perú, que no aún no conoce la victoria en ocho jornadas.